jueves, 15 de enero de 2009

Cartas I

jueves, 15 de enero de 2009
14 de Enero
Querido hermano Pedro:
Es raro para mí no tenerte ya cerca, y mucho más escribirte el mismo día que te marchas de mi lado; pero el único modo de aliviar este dolor, dolor de ausencia, es verter mis lágrimas y mis palabras en esta carta que quizás nunca recibas.
Se que marchas por tu bien y con el deseo de volver pronto. Pero no puedo dejar de sentir este dolor que oprime mi alma; otra vez nos volvemos a separar.
Hace diecisiete años no pude sentirme así, pues mi corta edad me impedía ser consciente de tu partida. Pero ya no soy esa niña que no se daba cuenta de lo ocurrido a su alrededor y no puedo parar de pensar en el sufrimiento que es volver a estar sin ti.
En estos pocos meses que llevas junto a mí, me he dado cuenta de lo desdichada que he sido al no tenerte cerca.
Eres en mi vida mucho más que un hermano, eres mi amigo, mi confidente, el que todo lo sabe sobre mí y al que todo puedo contar. Eres yo misma fuera de mí.
Egoísta y caprichosamente me he comportado desde que me enteré de que partías de nuevo de mi lado. Ahora ya sabes porqué; porque sin ti, hermano, me siento vacía.
Sé que allí dónde vas encontrarás aquello que anhelas en nuestro hogar; por ello soy feliz.
Pero regresa a mi lado pronto.
Tu ausencia es mi muerte.

miércoles, 14 de enero de 2009

Prólogo "Cartas"

miércoles, 14 de enero de 2009
Dentro de una vieja caja de cartón encontró Isabella otro de los muchos tesoros que aquél baúl guardaba: antiguas cartas. Muchas de ellas jamás las recibirán sus destinatarios, otras dirigidas a la misteriosa autora de las historietas que Isabella leía.
Cogió una al azar y comenzó a leer...

martes, 13 de enero de 2009

Poemas I

martes, 13 de enero de 2009
Soledad,
amiga, confidente, compañera.
Unida siempre a mí.
Unida como la raíz a la tierra.
Caminas junto a mí sin soltar jamás mi mano,
que se aferra a la tuya con fuerza.
Fiel amante,
que apagas mis noches y enciendes mis días.
Soledad,
amiga, confidente, compañera.
Unida siempre a mí.
Unida como la arena al mar.
Vives dentro de mi ser
amansando aquél latir de mi corazón.
Exigente estado
que requies mi velo incesantemente.
Soledad,
amiga, confidente compañera.
Unida siempre a mí.
Unida como el calor al fuego.
Escuchas mi llamada
y acudes presta a ella.
Celoso sentimiento
que rechazas a tus iguales.
Soledad,
amiga, confidente, compañera.
Unida siempre a mí.
Unida como el aire al viento.
Alumbras mi destino
orientando mis pasos hacia ti.
Por siempre...
Soledad

Prólogo "Poemas"

Tenía entre sus manos un cuaderno con tapa azul y bordes dorados. Entre sus amarillentas páginas, Isabella observó versos en los que sin duda se narraban los anhelos, sentimientos y deseos de aquella autora a la que siempre leía. Se la imaginaba con un hermoso vestido verde y blanco, un sombrero con gran lazo atrás y sentada a la sombra de un grandioso sauce escribiendo esos poemas de los que ella se había apoderado.

domingo, 4 de enero de 2009

Nº 10 2º-A

domingo, 4 de enero de 2009
Una pequeña y vieja puerta separaba el mundo interior de aquel edificio de la ruidosa y transitada calle. No hacía falta llave alguna para abrirla, cerraba mal y siempre estaba entreabierta. Adentro, un portal sombrío dejaba ver al fondo una estrecha y fría escalera de mármol. Sin duda alguna era un edificio viejo. Las paredes desconchadas y la humedad retenida en sus muros nunca correspondieron con lo que se escondía detrás del 2º A.
Un inmenso salón con un gran ventanal daban la bienvenida tras abrir la puerta. Cómodos sofás y sillones, largas cortinas y una gran mesa decoraban ese salón. A él daban dos pasillos estrechos en los que se encontraban las entradas a los dormitorios, amplias estancias con grandes armarios, medianas mesas y pequeñas camas; y balcones, todos los dormitorios tenían balcones.
Era un lugar en el que mereció la pena vivir.
Allí pasé muchos de los mejores momentos de mi vida.
Grandes reuniones, magníficas comidas, discusiones, risas, encuentros y despedidas...
Por allí pasaron personas que no volveré a ver. Y personas que deseo volverme a encontrar.
Allí aprendí. Allí maduré.
En aquellos sillones hablamos, bromeamos, lloramos.
Por aquellos balcones observamos la rutina de la calle.
Por ese colchón pasaron amantes olvidados...
¿Y me preguntas por qué lloro cuando paro frente a esa puerta?
Lloro porque detrás está parte de mi vida, parte de aquella vida que nunca recuperaré.
Lloro porque no puedo volver a esos momentos y disfrutarlos de nuevo.
Lloro porque todo aquello acabó.

Prólogo "Nº 10 2º-A"

Estaba Isabella entre ropas raídas, sombreros deshilachados, papeles en blanco y viejas plumas sin tinta.
Iba ojeando todo lo que sacaba de aquel maravilloso baúl, que parecía no tener fondo alguno. Había muchos manuscritos, cortos y graciosos algunos y otros interminables. Tenía en sus manos unos folios oscurecidos por el tiempo, pero que todavía podían leerse...