jueves, 8 de octubre de 2009

Así acabó todo

jueves, 8 de octubre de 2009
Ya estoy de vuelta.
¿Que dónde he estado? Mmm... bueno, he estado en otro mundo existente tan sólo en mi imaginación; necesitaba evadirme. Y ahora sabréis porqué.

Viernes, 25 de Septiembre de 2009
14:30 horas.
A punto de comer, suena el teléfono.

- ¿Sí? - contesto.
- Adelina, soy Pepa. Te llamo para decirte que tu profesora ha decidico no hacer ninguna diligencia.
- ¿Cómo?
- Sí, que dice que no va a hacer ninguna diligencia porque las actas están cerradas y ella no las ha cerrado. Así que ha decidido no hacer diligencia alguna.
- ¿Pe-per..?
- Llama al rectorado y pregunta por Luisa, secretaria del vicerrector de alumnado. Supongo que ella solucionará esto, porque ha solucionado también un problema muy parecido con otra asignatura del departamento de Enfermería.
- Vale, gracias Pepa.

¿A que mola la competencia de los catedráticos de mi facultad?
Pues sí, tal como lo leéis, a la señora no le daba la gana de hacer diligencia ninguna porque según ella habían "manipulado" las actas.
Así que llama a Luisa. Teniendo en cuenta el día y la hora que eran pues evidentemente no podía hacer nada en ese momento, y la única solución que me dió es que me esperara al lunes, que la llamara entonces y que ya veríamos qué se podía hacer.

Supongo que os hacéis una idea del fin de semana que pasé, ¿no?
El domingo, después de meditarlo mucho, decidí que al día siguiente lo que haría sería llamar a la profesora directamente e intentar razonar con ella y darle una solución al problema.

Lunes, 28 de Septiembre de 2009.
09:50 horas.
Sin dormir apenas.

- Hola, buenos días. Soy Adelina Martínez y le llamaba para preguntarle si había hecho ya la diligencia en las actas.
- ¿Qué diligencia?
- Pues la de las actas de Septiembre, es que hubo un error y salgo como no presentada y le quería preg...
- ¿Pero a usted quién la ha llamado?
- ¿Cómo que quién me ha llamado?
- Sí, ¿qué sabe usted de las actas?
- Pues sé que usted ha dicho que no quiere hacer ninguna diligencia.
- ¡¿Y quién le ha dicho eso?!
- Pues me llamaron el viernes a última hora desde secretaría para decirm...
- Verá, hay un problema con las actas. Alguien las ha manipulado y yo no pienso corregir nada en las actas hasta que no se aclare esto.
- Pero vamos a ver, tendrá que comprender que el que usted no corrija ese error sólo perjudica a los alumnos. Porque como usted comprenderá yo no tengo culpa ninguna de que las actas las hayan manipulado, y la única perjudicada de todo esto soy yo.
- Bueno, yo estoy intentado hablar con el rectorado y con varias personas para intentar averiguar qué es lo que ha pasado. Porque ha habido muchos problemas, y uno de ellos es que usted a mí no me aparecía en el acta. Así que cuando se solucione pues ya se arreglará lo que haya que arreglarse.
- ¿Que no aparezco en el acta? Yo estuve hablando con la secretaria y me dijo que aparecía matriculada y en lista de su asignatura, así que en el acta tengo que aparecer. Yo sólo espero que esto se solucione hoy porque, como usted comprenderá, yo no voy a parar hasta que encontrar solución a esto.
- Pero... vamos a ver, ¿qué pasa si no se soluciona hoy?
- Pues pasa que si tengo que hablar yo misma con el rectorado para que solucionen esto, lo voy a hacer.
- Bueno, usted haga lo que quiera. Si a mí me llaman del rectorado yo tiro de los exámenes y listo.
- Pues si la llaman, haga usted lo que crea conveniente.
- Eso haré
- Gracias por atenderme.

Pues sí, después de esta agradable conversación con semejante persona volví a llamar a Luisa y le conté todo lo que la profesora me había dicho. Señalándole especialmente eso que decía de que habían manipulado las actas y lo de que yo no le aparecía en la lista por ningún lado. Luisa amablemente me dijo que hablaría con la profesora y que entraría en SIGMA (el programa informático) para ver qué había sucedido, porque eso de que no apareciera en la lista no podía ser posible puesto que en el acta si que aparecía como no presentada. Me comentó que después de hacer esto me volvería a llamar.

Mismo día.
11:10 horas.
Con varias valerianas en el cuerpo.

- ¿Adelina?
- Sí, dime Luisa.
- Verás, que ya vemos nosotros desde el programa que tienes un 5. Es que la profesora ha debido de confundirse. Con este programa nuevo es posible cerrar el acta y seguir poniendo notas, pero las notas que se ponen después de cerrarla no salen reflejadas y aparecen en un apartado. No te preocupes porque esto ya te lo solucionan desde la secretaría del centro. Como Pepa no está hoy y mañana es festivo aquí por el inicio del curso, hasta el miércoles no podrán solucionártelo.
- ¿Pero no hay ya ningún problema, no?
- No, el miércoles llamo yo a Pepa para decirle cómo lo tiene que hacer y el jueves puedes retirar ya tu certificado.
- Vale, pues muchas gracias.

Sí, como leéis. Aquella inútil que clamaba que habían manipulado las actas, había sido la misma que la había cerrado. Si es que hay que ser torpe...
Pero bueno, el miércoles partí de nuevo a Córdoba y el jueves a primera hora ya tenía yo pagadas las tasas del título y del certificado.

¡¡Qué bien!! Ya puedo decir que terminé la carrera.
Y otra cosita... ¿Os acordáis de que os dije que el plazo para inscribirse en la prueba de acceso para la especialidad había acabado? Pues no, no había acabado. Así que el viernes fui a Badajoz y me inscribí en el EIR.
Al fin y al cabo no me ha salido mal la jugada... pero eso sí, los días que he pasado yo hasta tener el certificado en la mano no deseo que los pase nadie.